Coge cada día más peso mi deseo de volar hasta EE.UU. En concreto a la ciudad de Nueva York. Deberé superar con "anfetas y alcohol" tantas horas de vuelo, pero creo que la experiencia valdrá la pena.

Reconozco mi admiración por este país… en muchos otros aspectos, deleznable, pero cada uno es hijo de su propia Historia. Aquí, un día y otra también, la pretenden cambiar.

No me reconozco en aquellos antiyankis progres que consumen comida rápida, que en la taquilla sólo se dejan los euros en producciones de Hollywood, y hasta mandan a sus hijos a coles de aquel país.

Un país hecho así mismo y que gracias a ellos, los europeos, desde 1945 vivimos en libertad ya que decidieron jugarse la vida, muchos miles, en las playas de Normandía. Lástima que su efecto sólo se quedara en Berlín. A los demás les ha costado varias decenas de años quitarse de encima el peso de la hoz y el martillo.

Pero lejos de consideraciones históricas, demasiado a vuela pluma, hoy es ese día en el que, al margen de gustos, colores, olores o sabores, aquellas imágenes de los talibanes aéreos montados en las páginas del Corán y tomando el nombre de Alá en vano, decidieron cometer el atentado en directo más sangriento de la Historia moderna.

Hoy las campanas de las iglesias sonarán a las 08H46 (las 14H46 en laEspaña peninsular) para marcar el momento exacto en el que el primeravión, el vuelo 11 de American Airlines, se estrelló contra la TorreNorte.

No conviene olvidar.