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(Artículo publicado en Jurídicas XXI. Enero 2008)
El lector no debe pensar que se trata de una cábala o de un determinado número de artículos de un proyecto de ley. No; se trata de algo más sencillo, o, según se mire, más siniestro. Esa cifra representa la escalofriante cantidad de seres humanos que, a lo largo del ya extinto año 2007, se dejaron su vida en las carreteras españolas. El Ministro del Interior lo celebró junto a Pere Navarro, Director de la Dirección General de Tráfico, como un éxito de las nuevas reformas, tanto del Código Penal como de la LST que introdujo en, bajo mi punto de vista -siempre discutible- ineficaz sistema de puntos en el carné de conducir.
Rubalcaba decía el 2 de enero de 2008: "Hemos bajado la barrera de los 3.000 fallecidos al año (…) Es el cuarto año que en nuestras carreteras hay menos accidentes y menos víctimas mortales. Hemos abandonado la cifra de 4.000 en la que nos habíamos instalado desde 1996 a 2003".
En enero de 2007 el balance era el siguiente -por poner en antecedentes al lector-: durante el año 2006 se habían producido 2.630 accidentes mortales en carretera, en los que fallecieron 3.016 personas, 1.428 han resultado con heridas graves y 1.449 con heridas leves.
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