30
2006Huele a mar
Me resulta imposible estar pensando en el dinero porque me hice amigo de un cajero automático que siempre que lo acaricio me da lo que le pido.
Cuando tiene un orgasmo, suelta billetes invisibles de miles de unidades métricas de mentiras.
Y pensando, creo que la gente se siente feliz con un compañero como ese.
Sí, es cierto. Pero sin luz, sin corriente, la de toda la vida, la de 220w, no hay cajero, ni dinero y es cuando vienen las bajadas de pantalones para chupar otros aparatos y así sacar más euros de chocolate para que los calzoncillos no se llenen de meteduras de pata.
Aunque puesto a meter, es preferible meter la tarjeta que otra cosa.
La M-30 hasta la bola; en la M-40 ya no hay localidades y el mar…el mar está vacío.
Y es que ya no puedo.
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