Cien anotaciones, cien reflexiones…

Acabo de llegar a ese número que se me antojaba lejano puesto que bien podría representar un siglo, si hablamos de cien años.

En este caso no hablo ni de la Guerra de los cien años, ni de Cien años de soledad. Tampoco estoy incluido en los Cien jiennenses del Siglo XX, ni por supuesto me refiero a aquellos cien hijos del santo francés que se multiplicaron por otros mil y fueron los Cien mil hijos de San Luis. Siempre les conté esta historia a mis hijos y ellos creyeron que ¡menuda casa tenía que tener este San Luis para tener tantas cunas! ¿Y madres? Por eso les dije que formaron un ejército.

En este momento, sólo escribo mi anotación número cien (-C- en los vetustos y sabios números romanos), la que hace de posterior a la noventa y nueve y precede al cientouno.

Por eso hoy estoy contento y me he regalado una radiografía de la rodilla derecha. Me citaron a las 9.15 y me han visto a las 10.45…casi cien minutos de espera.