Sobre tres columnas se creó mi cripta: olvido, silencio, desamor.

Tres bases sobre las que construir un triángulo divino, vacío, inerte, inerme, mortecino.

Cripta y triángulo para enterrar los designios del naúfrago errante…perenne buscador de tesoros albergados entre arcos húmedos.

La lápida cerró la cripta para siempre.

Una luz anunciaba su llegada el día en que el aire comenzaba a extinguirse.

El sepulcro se abrió.

Levanté mis ojos hacia su monte repleto de gotas de sudor y dije: ¡ilumíname!