¡Olvídame!

Así es como suenan las tapas de los libros, cuando se finaliza la lectura del último renglón.

Sabor agridulce ya que deseabas acabarlo pero por otra parte, estabas tan enganchado a sus borrenes en blanco y negro que se hace dificl vivir otra aventura cuando ves la parte dura del final.

Olvidados quedan los libros es la estanterías y olvidadas quedan las mañanas de espera, cuando se comparte un amante tras otro, un silencio tras otro y mientras el que recita debe acallar y aguardar sentado en la escalera de madera.

Olvidé decirte que es bueno olvidar, porque sin olvido no hay renacer; sin embargo no olvido el olvido de las señas, de la dirección inexistente o del acompañante invisible.

Eso, es dificil olvidar.