La magia de una red

Como peces recién sacados de nuestro húmedo mar, andamos enredados entre estos hilos invisibles.

Intentamos desenvolvernos como esos regalos de Navidad, pero pese a usar navajas suizas, ella, esta red, nos vuelve a dar otro revolcón en el borreguete de una ola; nos inmoviliza una vez más.

La magia es eso: hacer creíble lo increíble.

Y, además, descubres que en esta red hay otro peces, tan asfixiados como tú que se tragaron todos los cebos y cayeron en todas las trampas, colencionando, dice la canción, botellas vacías y puestas de sol.

Por eso esta vez red no te romperé ni te rasgaré.

En esta ocasión dejo que llenes mi boca con sabor a sal y me dejaré mercer sobre tu próximo corcho.

Sigo de viaje hacia Ítaca.

¿Me acompañas?