La luz

Siempre la oscuridad ha tenido una enemiga; las tinieblas las han temido. La noche huye de ella.

El fondo de una taza vacía con posos de café es negra, opaca, carbonera…

¿Y la vida?

La llenamos de oscuros vericuetos, retranqueos, escalones, rincones, pozos, cubos, abismos, tormentas, plomos, cuervos y hasta millones de kilos en manchas que quitan el azul al mar.

Llega ella: la luz. Día, sol, alumbramiento, nacimiento, abrir, parir, soñar.

Su espalda cóncava me augura lo que tanto deseo; se me transfigura la respiración pensando aquello que se mostrará al final de su valle lumbar.

Y ese hilo, el suyo, se convierte en el hilo de mi respiración.