Esperando

La pared es la mejor compañera cuando hemos decidido hacer un receso en el camino.

Eres parte inmóvil de algo que se parió muerto. Sin embargo es segura y te cobija en sus entrañas frías.

Ella es recta, lineal, tranquila y entre sus grietas alberga aquellos mensajes que los amantes dejaron escritos con sangre y esperma en el papel de la noche.

Me sujeta, me sostiene, me ayuda a descansar.

Es el sosiego de la experiencia. Son, ellas, los pilares de la tierra.

Hombros de hombre al calor de una fría pared.

Como el hombro de ella.