Quiero pasear contigo

Recordaba como andábamos sobre la arena; como, al oir el suave canto que dejan las crestas en el aire, dejabas volar aquella parte de niña que un día tuviste encerrada entre la distancia que separaba tus pechos.

Hoy, encerrada en tu urna de cristal, atada a auriculares que sólo hablan de olvido, no recuerdas ni el color de las olas, ni el tacto de la arena ni tan siquiera el susurro al oído de palabras que hablaban de islas mágicas.

El ruido de los insectos metálicos, te ha dejado tan huérfana de sentido que por no oir no oyes ni las llamadas de auxilio que provienen de aquella palmera. Las voces urbanitas suenan como cantos de sirenas y tú, te dejaste los tapones de cera en el barco que Odiseo abandonó encallado en aquella playa.

Me voy caminando; en silencio. Añorando tus piernas. El agua, ahora, baña mis pies.

Quise pasear contigo, pero ya ves, el micrófono te atrapó.