Cuando aprendes a mirar

La tierra ha comenzado a resquebrajarse, a partirse. Parto terrenal.

Subes desde las profundidades, frías, extrañas. Entrañas arenosas.

Desnuda, te despojas de la piel que envuelve tu corazón helado por el paso del tiempo. Ritmo cadencioso.

Levantas tu cabeza; abres los ojos; aprendes a fijar en tu mirada las yemas de mis dedos. Recorrido prohibido.

Andas descansando a cada paso tus ojos en mis labios. Besos visuales.

De la mano, observándonos, entramos en el terreno albarizo del circo humano. Exposición impúdica.

Caigo. Me inhumas definitivamente. Has cerrado tus párpados. Muerte agónica.