¡Qué importa el silencio!

 

 

 

Mi percepción ha querido que te quedases
en blanco y negro en mi memoria;
cada segundo vivido es un fotograma borrado,
un trozo de algo sin subtítulos
difícil de comprender e imposible de leer.

Ya no hay más que silencio;

no hay nada que puedas decir,
poco por oír… sólo el silencio y más silencio.

Prefiero extinguirme en el asfalto
antes que oírte callada;

no dejes de hablarme, de guiarme,

de llenarme los silencios más agudos

que siempre me han acompañado.

Me fui, como la última estación.

Volveré… sí; sabes que soy viento
y el viento, llega, sopla y se va…
pero siempre está ahí.