Mar
01
2007Desde la trinchera
Cuando conseguí dormirme, aún brillaban en el cielo esas luces que avisan a los de enfrente que estamos aquí. La humedad vive en mis huesos y hace tiempo que olvidé qué es el calor de la estufa. Cerré el sobre que llegará Brighton. Hoy, 10 de diciembre de 1919, todo sigue oliendo a pólvora.
Mis manos se han hecho una pieza; continúan pegados al cañón de mi fusil. El casco forma parte de mi cabeza; las botas son, porque no lo siento de otra manera, mi segunda piel.
Hoy ha amanecido, como ayer; como antes de ayer. Como hace dos días. Como hace una eternidad . Hoy no es mejor ni peor que ayer o mañana. Es igual que siempre.
En esta trinchera la música siempre suena igual. Silbidos y silbidos metálicos.
¡Clac! Un sonido seco y breve se oyó.
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