¿Dónde estáis?

¡Maldición gitana!

Leo, busco, miro, oido  pero no os encuentro.

Me habéis abandonado como se abandona un chicle en el tronco del árbol antes de que se besen lo novios, como ese envoltorio platino metálico del bocadillo mañanero, como la estopa usada al cambiar el grido del cuarto de baño.

¡Me siento tan desvalido!

Prisas, reuniones, noticias, proyectos… y vosotras de vacaciones

No dejo de buscaros en el cabecero de mi cama… la que casi no uso por arrancar algunos segundos a las doceavas partes del círculo suizo…

Pero creo que os habíes exiliado junto a las libélulas del río, los tangas de Marijuana y las curvas pétreas de algún antillano negroide y zumbón.

¡Oh musas! ¡volved a este desdichado despojo de inspiración agotada!