Las manecillas del reloj

Giran y giran: ad eternum.

Se desprenden de su pared plana, acolchada, concéntrica.

Envuelven cuerpos que sudan,

abrazan los largos y agónicos

despertares húmedos de tu arco ojival…

Siempre; nunca; ellas; detenidas.

Tic-tac-tic-tac, acompañan al juego de mi lengua.

1, 2, 3… doce paseos por orillas sinuosas;

4, 5, 6… ahora toca ahogarme.