May
11
2007El sabor de una calada
Llegué de ninguna parte para sentarme en el borde tu alma, que descansaba, exhausta…
me diste la mano para conducirme a un más allá, lejos de aquí; quizá también es ningún lugar.
¿Debemos permanacer? o ¿sólo somos volutas deformables de humo y recuerdos?
Me permitiste beberte y hacerme agua contigo; comerte y hacerme carne contigo.
Amasamos intensos fragmentos de un tiempo inexistente en el tiempo: los relojes ya no son.
¡Pásame otra vez tu vaho para limpiarme los pulmones!
Eres una calada mortal.
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