Cuando te oigo

Llegar al borde del mapa es más difícil de lo que creemos o pensamos. Al final de esa línea en rojo o negro, empieza un universo azul. Ahora, de fondo, jamás pensé que el azul tuviera su sonido… el sonido de las olas… el ir y venir, como nuestra vida.

Siempre que me asomo al mar veo un inmenso lugar donde uno no es sino una gota; una gota con 38 años que no sabe si existe, se imagina o simplemente es un recuerdo pinchado en un corcho en la pared.

Eso no evita que desee oirte… para olerte tengo otros recursos. Sin embargo para llorate aún me queda el resto de los días de mi vida aunque esa travesía no tendrá más sentido que una pérdida total de sentido.

Y pese a todo, pienso que más allá no hay nada. Ahora… sólo quiero saber si existes… creo que sí.

Pongo atención desde la ventana… y te oigo.

Llévale las 8 letras de mi nombre… aunque no sea, yo.