¿Por qué te duelen los pies?

A menudo, el peso de algo que llevamos sobre nuestros hombros, invisible, pesa más que la nada o menos que un todo.

Siempre notamos que no sólo pesa, sino que asfixia. Falta aire, ahogándonos.

Respiramos. Hiperventilados paseantes.

Seguimos pensando que con agua, jabón y olvido, el peso, el extremado peso, sigue ahí. Nos revienta y explotamos en miles de gotas que salpican a todas las vidas que, descalzas, nos dejaron que reclinásemos nuestras cabezas en hombros.

Ella, descalza, pies perfectos, bailando con sus palmas hacia abajo, ya no está. Se la tragó la asfixia por ser.

El peso, sigue estando ahí. Más que nunca, sobre mi.

También siento el mimso dolor de unos pies que, acaricidos, no dejaron de bailar.

Hoy, ausentes.