La culpa la tiene tu lengua

Ya sabes que me pongo nervioso, Amparo. Sabes perfectamente que cuando lo sacas a pasear se erizan hasta los "fritos" que tiene nuestros vecinos panchitos.

Amparo no seas diablilla y mételo dentro, ya sabes, donde mejor está, donde no molestas a nadie y sobre todo, no dejas que le de la corriente a ningún despistado.

Amparo, Amparito mía, mírame y dime… espejito, espejito mágico ¿quién tiene una lengua más juguetona que la mía?

-¡Pepe, Pepe, Pepe! despierta que te da calambre… has cogido, aahhhh, ¡Peeeeeepe! pero saca la cabeza de ahí, ¡Pepe! que me mareo…

– ¡Amparo hija! es que se me pegaron las orejas a tus piennnas y ahí, en estas, que me quedé dormido…