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2007Liblogs o bitacoraturas, ¿nace, cree o muere un género literario? por David G. Torres
Con permiso de su autor, reproduzco íntegramente la crítica literaria que David G. Torres editor de la revista literaria Aviondepapel.com hace de dos liblogs, Ellas y Últimas palabras y que aparece en su blog El hueco del viernes. Disfruten con su lectura.
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Garabateo en una hoja de papel una pregunta y la introduzco en una botella que tapono antes de lanzarla al mar. La pregunta es ésta: ¿Estamos ante el nacimiento de un nuevo género literario? Hablo, por su puesto, de los liblogs, esas nuevas fórmulas de expresión que nacen, crecen y, -como todos los géneros- cuando maduren, es seguro que morirán o mutarán.
Me es difícil hacer una valoración crítica de unos textos que sólo tienen en común el nombre sobre el que se sostienen. Será mejor, entonces, rastrear a los autores y sus obras. Ellas, de Fernando R. Ortega, por ejemplo. Es el segundo volumen de un liblog donde el escritor afincado en Jaén reúne -según sus propias palabras- 34 anotaciones escritas en su bitácora Vagabundos. (Las más leídas: he aquí otro rasgo del género: el lector participa y su opinión cuenta, aunque sea por motivos de audiencia).
Cuando un lector acostumbrado a los géneros tradicionales (novela, poesía, etc.) se adentra en los primeros capítulos de este universo íntimo y poético de Ellas, añora un argumento, una estructura clásica a la cual arrimarse. Se siente perdido, desorientado. Hasta que, por fin, se acomoda a las palabras, se deja llevar por una deriva de sensaciones y encuentra un leve masaje literario que sabe distinto, huele distinto, suena distinto a cualquier otro. El texto te susurra su mandamiento: olvida la forma y el fondo y acepta el texto en sí mismo como nueva literatura para nuevos lectores…
¿Y si nos fundimos?
"¿Es sólo un sueño?
¿Es acaso que el deseo prohibido
visitó el rincón más oscuro de tu mente, blanca como las sábanas de tu cama?
o ¿es simplemente la realidad que empuja para una relación descompuesta en gotas de colores, en fluídos que navegan entre el rojo-lava y el níveo sabor a caña y ron?
¿Es un juego consciente inconscientemente llevado a la mezcla entre notas y letras?
Cubres tu "yo" con la respiración entrecortada de tu otro "yo" que solloza tras el cuello, mientras la manos llegan para acometer el viaje definitivo.
Ya tienes tu billete para el trayecto: la fusión".
Fusión, quizás sea entonces la palabra. Quizás, por eso, los liblogs aparecen dentro del panorama literario como novedad que tiene aires de viajero que un día llega a casa y decide quedarse para siempre. Ellas, de Fernando R. Ortega, comparte con otras experiencias la mezcolanza de géneros -no hay nada más contemporáneo que esta afirmación: he aquí otra característica del liblog-. El autor se adentra en breves narraciones escritas -uno intuye que no es del todo cierto- a vuelapluma.
Ellas no es poesía, tampoco es prosa. Es ambas. En su orígen, fue imagen, foto, palabras, sueños, erotismo y rapidez. Hay en estos breves fragmentos mucho más que un deseo, una caricia o una perversión. Son o no son haikus, son o no son sonetos, son o no son relatos eróticos. Son, o no son, todo esto: en uno o ninguno.
Recueden: ¿hablamos de un nuevo género literario? ¿Es literatura? Quizás para contestar habría que acudir a una frase de Vicente Luis Mora cuando le interrogaron sobre qué es literatura. Contestó: "literatura es aquello que nace de la literatura". La pregunta ya tiene respuesta. Liblog es literatura (He, de nuevo, aquí, otro denominador común de este género).
¿Han llegado los liblogs para quedarse, como así se quedó la novela -género que ahora muchos dicen que ha muerto-? Posiblemente. También otro de los títulos aparecidos en este primigenio universo de los cuadernos de bitácoras es Últimas Palabras, de Ivan Humanes, en el que el autor barcelonés abre sus primeras ¿páginas? con una fusión de desencantos, experiencias cotidianas, ensayos y reseñas, lecturas compartidas y relatos en un laberinto que guarda una sutil intención…
"A las dos horas de camino fue cuando uno de ellos (el del collar de caracoles no, el otro) ebrio de sabiduría, cayó de bruces en una de las trampas. Fue el momento oportuno para que el bárbaro del collar (ahora sí) aprovechara y esperase el tiempo necesario, soportando los últimos gritos, las súplicas de auxilio, imaginando su entrada triunfal en el pueblo; hasta que su compañero de fatigas por fin se despertó y quedó su alma allí, en la selva, convertida por fin en "rastreador", o en "víctima", o en "socorro" o en "laberinto". O quién sabe en qué palabra de cuántas caprichosas letras".
En ambos casos, Últimas Palabras y Ellas han intentado dar el gran paso, el de cruzar al otro lado. ¿De la Red al papel? No, no del todo. No pierden su génesis. Durante el salto, se han quedado en medio, en un formato que no es papel, pero tampoco es Internet: es pantalla y, por ello, nueva literatura. (El nuevo formato es otra de los rasgos que definen a los liblogs: están en Internet pero, por su capacidad de mutación, se los puede encontrar en soportes digitales o digitalizados: PDF, e-books, etc.)
Otras obras, han apostado por un camino de retorno más clásico desde Internet hacia el papel, como, por ejemplo, Ella y la orgía perpetua, de Ana Muñoz de la Torre, libro (sí, libro) editado por Gens, a raíz del blog del mismo nombre de la autora.
Insisto en que no me atrevo a emitir una valoración crítica sobre los liblogs. Pero si es cierto que su novedad se abre hacia nuevos lectores. Así que tomo otro trozo de papel, escribo otra pregunta en él y lo introduzco en otra botella que lanzo al mar. La pregunta es si conocen escritores que se hayan adentrado en los liblogs como género de expresión literaria. Si los conocen, por favor, sepan que cuesta poco anotarlos aquí, en la pestaña de comentarios…
PD: ¿Hay alguien ahí? ¿De verdad que hay alguien ahí?
PD2: Odio tanto los anglicismos que me gustaría proponer, como nombre para este nuevo género, sustituir liblogs por BITACORATURA o palabra que se le asemeje…
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