08
2008Media Luna
Cuaderno de bitácora: día 9
Llevo varios días dándole vueltas una vieja imagen que viene de vez en cuando a mi mente. Es como un juego de olas que sube y baja. No hace ruido, pero percibo que aparece y desaparece. Es un antiguo viaje a ningún lugar, como todos los que he hecho, ya en Verde.
Una tarde tras hacer una cantidad importantes de unidades de distancia llegué a uno de los nuevos cubículos para humanos refugiados del planeta Tierra. Allí, practicamente todo era similar a cómo se vivía en el casi extinto y superviviente planeta. Busqué la dirección de una persona a la que había conocido a través de mi intercomunicador compulsivo que cada uno de los habitantes de Verde llevamos prendido en nuestra nuca para que, en caso de ser autónomos incomunicados, seamos advertidos de ello y puestos en interacción con otra persona elegida por el padre de MOL.
Llegué puntual a mi cita… más de cuatrocientos cincuenta unidades de distancia. Era un lugar refinado y con aspecto elegante. Cristales. Olía, a veces, a comida. Si la puerta principal del cubículo se abría, ese olor aparecía. Ella salió tal y como me habían indicado en mis coordenadas. Simplemente bella -ahora se me eriza la piel al recordarla-. Tras pasear por numerosos vectores y refrigerar las gargantas ávidas de saliva, contemplamos desde uno de los montículos artificiales, el sector B. El vectorizante C se cruzaba con el cartesiano N. Me susurraba al oído… te espero en mi recinto personal.
Allí nada salió como esperamos. Ella, desnudos, observó mi abdomen y afirmó: es una luna menguante… cóncava… debes aplanarla. Salió de su cuadrado al contiguo preparado para preparar alimentos digestibles. Tras unos breves segundos, volvió a mi. Toma… esta media luna rellena de compuesto lácteo plano para poder, al menos, invertir la media luna -menguante- de tu cuerpo. Morirás de inanición.
No sé aún si estuve o no cerca de ver la muerte en su manifestación más endémica… en la vieja Tierra millones de seres murieron por aquella causa y yo, por escasas medidas de tiempo, estuve a punto de engorrda las cifras de los aborígenes terráqueos.
ESte día 9 pasa con más silencio que ninguno. Nos preparamos para un salto lumínico. Recorreremos miles de unidades de distancia en escasas unidades de tiempo.
Aquí arriba tengo tengo el tiempo del Universo… la galaxia es eso, tiempo. Me miro el abdomen desnudo reflejado en la pantalla de mi casco para exterior y su recuerdo, la media luna y la muerte por inanición, me comen algo más de tiempo en este regreso.
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