Autismo social

¿Y si un día un enfermo llama a la puerta de tu casa?

Crónica pragmática o metáfora encadenada de una realidad aislada. Hombres buenos. Mujeres buenas. Circunferencias viciosas que simulan ser los círculos donde ellas se encierran. Ellos, en foma de triángulo -equilátero, isósceles o escaleno- quieren penetrar en uno de ellos. Lejos queda de la forma del útero.

Es el alma masculina la que desea romper la maldición marmórea de una circunferencia que es circundada por el silencio. Y penetrarla.

Algunos hombres son buenos.

Brutal silencio de vida paralelas en las que los fotogramas retratan el cáncer del siglo 21.

Tokio orgásmicamente neónico… más cercano a Akira que a Kurosawa, mientras un Londres que se mira al ombligo juega a ayuntar el progreso de una burguesía decadente, estéril, vacía, enclaustrada en sus cárceles de cristal con inmigración bella, tranquila, policrómaticamente deseosa de ser.

Amo-amas-aman. 

Prostitutas que juegan a querer-amar amistad; no dinero-no money- ¡shit 50 pounds!; actores enfamados que son felices malcantando a Bryan Ferry… more than this. Whisky con aroma a polvos no consumados ¿para qué? Follar es barato. ¿Amar?… amar es imposible.

Poesía en pantalla; realidad onomatopéyica de las estructuras que se desmoronan. Niños olvidados; ladrones conversos. 

¿Triángulo o circunferencia?

¿Y si el enfermo eres tú?

¡Levántate y anda! Miras al espejo y te dice: sufres autismo social