La bodega

Cuaderno de bitácora: día 24

Acróstico sigue en la memoria. A veces me asomo a la bodega DOSPIR para comprobar si la estrella que recogimos allí sigue dando la luz necesria que lleve a Verde esa hilo de esperanza que aquella sociedad, necesita. Tras 1200 día de misión, más estos 24 de retransmisisón en directo -online- que, casi sin querer, estoy realizando del vuelo de regreso, a veces se me hace tan monóto que olvido que la tarea que nos ocupa es grande, inmensa, enorme, tanto como este espacio, universo, cosmos, galaxia que estamos atravesando.

La muerte de una de las tripulantes, sin duda, ha afectado la moral del resto. Yo me conformo con su vagina que guardo criogénicamente junto al reposacabezas de mi cápsula individual. Parece que me siento menos solo. Hoy la he probado hasta en tres ocasiones. MOL parace que no detecta nada a través de mi intercomunicador. Antes o después se dará cuenta. No creo que el chip no detecte niveles emocionales fuera de control. Aunque esté fría y la caliente antes con un mnláser, mi actividad emocional, sin duda se altera. El Tripulante nº5 estoy seguro que tampoco dirá nada. Y yo mucho menos. Pero lo descubrirá. No debo engancharme a ella. Optaré por inyectarme LSD.

En la bodega, hoy -vuelta al eufemismo sobre la medición del tiempo- he pasado un buen rato mirando la estrella. Me asaltan dudas sobre si esto verdaderamente salvará a Verde de su mal. Ignoro si para combatir el autismo social, las nanorelaciones, la congenitación o nuestra tendencia al suicidio, es preciso llevar hasta nuestro planeta una estrella.

En la nave, sobre cada uno de los identificadores de la tripulación hay otros indicativos: el código en forma de número precedido por el símbolo "menos" (-) que nos indica, en tiempo real, cuantas seres humanos se han quitado la vida voluntariamentente en Verde.

En este preciso instante, los dígitos se han vuelto locos.