Feb
29
2008Mordor
Cuando alcé la mirada hacia la luz, vi que era la bombilla de mi flexo; sentí calor alógeno; extendí las palmas de mis manos. Me encontraba sobre una superficie rugosa, sin saber exactamente mi situación, ya que percibía un ligero balanceo.
Giré mis ojos; los llevé hasta el vértice derecho que forman el final de los párpados y observé inmóvil como flotaba. Estaba sobre un recorte de sobras de mi lapicero y navegaba a la deriva. Al mirar a la izquierda vi el borde del vaso de agua de mi escritorio.
Sobre él, una señal luminosa decía: bienvenido a Mordor.
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