Ecos del debate

Debo reconocer que ni Zapatero ni Rajoy, son -ambos dos- santos de mi devoción. El uno, por ser un pobre hombre, con escasa visión de Estado al que el cargo le ha venido excesivamente grande. El otro, como dijo José María García, un caballero que por donde pasa no mancha pero que cuando se va tampoco limpia.

Dicho esto, anoche seguí con interés el debate. Rompí mi despolitización en barrena que sufro de un tiempo a esta parte, en gran medida por el desencantado que ellos, por igual, me han traído, casi a diario. Pero lo vi. Y disfruté. Celebré el primer debate de la semana pasada como un ejercicio de justicia y limpieza democrática que jamás debería ser cercenado a un país que se autocalifica de moderno, occidentel y democrático. Pero me quedé dormido antes de la primera parte. Sufría jetlag y allí, ya había visto el debate entre Hillary y Obama (cómo se curran allí sus carguitos entre sus votantes, no aquí). Sin embargo, insisto, anoche me lo tragué enteretitito.

Creo que Zapatero yerró cuando se rió de todos los que habíamos estudiado bajo el imperio del mal (franquismo, parte de la EGB y nuestro BUP y COU tardofranquista) porque ya me gustaría que los logsianos actuales supieran ni la mitad que sabíamos nosotros. Lo suyo es de casi parálisis cerebral. No él, sino el sistema educativo que ha creado, con sus diecisiete criaturas. Y no ejerció de Presidente de todos los españoles cuando ignoró esa sanción a un ciudadano barcelonés impuesta por rotular en castellano bajo el imperio del nacional(ismo)socialismo (PSC-ERC) catalán. Y anduvo faltón y maleducado. Pero es el Presidente, es televisivo y su imagen están bastante limpia.

Rajoy -ése excelente ministro de asuntos exteriores que sería- se presentó más relajado, algo trastabillado con esa media lengua de trapo que padece, hiló con más fortuna sus argumentos contra Zp, salvo el embarramiento del 11-M y la guerra de Irak, que dicho sea de paso ya fue más que calvario suficiente para pagar el precio político de perder en el año 2004 ( y todo ello pese a los asaltos e infracciones electorales el 13-M). Y acabó con la niña antes de evidenciar la ignoracia de ZP en el terreno de la vivienda y leyes del sector.

Y ello ¡ya está! para no aburrir más. 

Dicho esto, y manifestando abiertamente que creo que ganó Rajoy, lo que a continuación viene es mi deseo.

El 9 de marzo habrá un empate. 2 ó 3 puntos es un empate que en caso de un resfriado deja a un gobierno en el Parlamento con el culo al aire. Y ese empate obliga necesariamente a que los dos partidos que (nos) representan (a) más de 20 millones de criaturas, se den la mano, y se comporten como jefes de estado, pacten y se amarren el cinturón para sobrellevar lo que se nos viene encima. No más cesiones a los mercaderes vampirizantes nacionalistas-secesionistas, por favor. Para eso ya tenemos nuestras diecisiete taifas en las que cada bomberillo tiene su camioncillo. Seamos serios y comportémonos como un país serio -que creo lo somos-. Y no les pongamos más el ojete para que nos sodomizen one more time (Enjuto Mojamuto dixit).

Una media vuelta por el Mundo no enseña que los boinismos no nos llevan sino a la ruina cultural, moral, lingüística, económica, etc. Y ahora, el PSOE y el PP, tienen la obligación, ambos, de ser verdaderos partidos nacionales y actuar al modo alemán, francés o británico.

Por mi parte, iré a votar, con mis niños de la mano, para que ellos sean conscientes -ya lo son-  de lo importantísimos que es votar y ejercer, aunque sea cada cuatro años, nuestro derecho democrático de elegir a los que queremos que nos gobiernen.

¡Ea! todos a votar el domingo. Y ya no digo más que me pierdoooooo.