Y ahora dónde están

 El túnel, iluminado, deja ciego al paso del tiempo que pide adelantarme  por el espejo retrovisor;

pespuntes asfálticos para hilvanar amores metamorfósicos que ya no volverán. Como las palabras, engarzadas en mis escamas de aluminio de pez que nada junto a los de ciudad y a los primitivos de una selva negra pretérita, atemporal. Anochece.

Palabras olvidadas, enterradas en una habitación donde deje exiliada mi boca. 

Recuerdos fronterizos para una sinfonía de trompetas mudas, huérfanas.

Llega la oscuridad. El horizonte es invisible; y vengo para hundirme.

Rezaré  la letanía del mundo que me enseñaste… Y ahora dónde están, las palabras que, desde el corazón, dijiste una vez.