La diosa de la ventana

Olvidarte; no. Quiero agradecerte que me dejes ser marco.

Recto u oblicuo. Cerrado o abierto. Opaco o traslúcido.

Anatomía policromática para dejarte los pantalones enganchados en el postigo.

Y postrado, miro para encerrarte en mi memoria, encuadrarte una vez más en esta foto fija. Me arranco el corazón para implantártelo y que lata, metálicamente, junto a mi doble de madera. Doblez de nogal. Espina doblada. Doble de espacio, de tiempo y de espera.

Inmóvil, casi transparente, te has tatuado sobre mi esquina más mentolada.

Me dejas sentirme como una ventana.