Estrella

Estrella, estrellita mágica, dime…

¿no es cierto que soy el candelabro que más luz doy cada día? ¿la que posee los punzones más afilados de las pasarelas en las que nos fileteamos los sudores de los cocaleros colombianos? ¿la que luce, como una dálmata salvaje, lunares de luna llena a los que, los sabios, se retiran en busca  de juicios sumarios?

Dime, si todo ellos es verdad ¿por qué en mi ciudad sólo hay peces de barro, papel de plata para envolver tabiques nasales y los que desean tocarme las tetas son tancredos falsos como monedas cartón?

Dime, estrellita, si sabes todo eso por qué no limpias ya de una vez el cristal de los acuarios y te vienes conmigo.