Exterminio semanal

Contamos juntos, uno, dos, tres, cuatro… hasta cinco. La guillotina refleja el brillo de la sangre que va a llegar. El sacrificio, uno tras otro, para desbordar la canasta de cabezas sesgadas que, aún piensan, mientras el respetable se masturba colectivamente.

Jaculatorias tórridas para tardes de mesacamilla; noches de braseo y madrugadas de espantadas anorgásmicas.

Billetes, anuncios y Manhattan entierra a otros cuidadano Kane. Aquí (Eva)Risto se la clava al concursante que desea forra el reverso de su chaqueta con las monedas que, felación tras felación, ella, poderosa, practica cada noche.

Y al unísono, consumimos. Enfermos; detritus con cabeza, tronco y extremidades. Sometidos. Sodomizados. Los cementerios son campos de diversión, donde los que esperan, nos esperan. Y todo, sin luz. El barco parte.

Pero llega la luz.