Imán

Soy un imán. Ahora lo sé. Soy consciente de ello. Mi vida ha servido para sujetar; sujetar miradas, hipotecas, facturas, calendarios, notas de adioses, papeles… Pegado a una superficie blanca, lisa, fría sin futuro, con la única opción de ser despegado por un manotazo o un portazo.

Ser un adhesivo de moto hubiese sido una buena alternativa; un sello de correos; un galón de marino o un tatuaje en el ombligo de una bailarina en Hanoi. Todo hubiese sido mejor oficio que ser un vulgar imán de frigorífico.

Desde aquí, encerrado siempre entre cuatro paredes, bañado en magnetita, espero despegarme, un día, de forma definitiva. Caer al cubo de la basura y viajar.

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¿Has leído el libro Ellas… mi liblog?