May
25
2008Gold corner
Cada noche aquel rincón, era su rincón. Con apenas unos dólares y muy pocos años, aquellas braguetas rápidas disfrutaban dándole al Código de buena conducta ciudadana una patada en su lomo. Gabardinas para los días de lluvia. Y humo de habanos para las noches de asfixiante calor.
La esquina con la calle 89, era the gold corner. Salvo la noche en la que Guilliani decidió sacar a pasear su Veretta, cargadas con seis balas del calibre 22. Su firma era innegable. Dos de aquellas balas de plomo anaranjado alojadas en la cabeza de Mirtha Miller. Las tres fueron portada a la mañana siguiente en todos los diarios.
Desde aquella noche, pude dejar las calles y en especial, aquella esquina. The New York Time me fichó como su fotógrafo estrella.
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