La noche de los espejos rotos

Cae la noche; viene despacio; nadie en la puerta. Gentes invisibles. Pasos en silencio.

Aceras mojadas y una mirada estrambótica al final de la calle. Voces extrañas. Hombres figurantes. Mundo que se inventa a sí mismo. Y un micrófono que cuelga de la farola para grabar los gemidos de aquellas pareja que se besa.

Y yo, voyeur, que observa, detengo la escena. Crazy Eyes Lines. Y doy otra calada a mi habano. Mi barba es ahora amarilla y tu voz, Terciopelo Negro, se vuelve anaranjada. Y gritamos ¡corten! otra vez. Carla Bruni deja su camerino. Y vuelves a mojar las sábanas.

Norma me suelta de la mano… asustada, cruza los adoquines húmedos.

                    Estoy bajo la arcada de una puerta berlinesa.

                                                Es la noche de los espejos rotos.