Una sentencia

Hoy se ha hecho pública la sentencia por la que se condena a que Federico Jiménez Losantos abone a Alberto Ruiz- Gallardón, 36.000 euros, por injurias graves.

Es una sentencia que creo injusta, como fue el secuestro de «El jueves» por la portadita en la que Felipe enfilaba a Letizia por sus cuartos traseros… como no me gusta ninguna sentencia que tenga por objeto el limitar el derecho a ejercer la libertad de expresión.

Se puede estar o no de acuerdo con FJL; se le puede amar, odiar, detestar, elogiar, pero es un intelectual de los pocos que tenemos en España con una formación formidable. Y creo, tras oír los cortes por los que el actual inquilino de la Casa de Correos (Ambiciones como la llama él… FJL) no hay injurias graves. Sí una crítica ácida, arisca, agria, desabrida, de las que hace gala el turolense. Pero en ningún caso injurias graves.

A los políticos le molan los medios acólitos, templados, besamanos, que hacen de clac mediática y reciben palmaditas en la espalda. Aquí se nos ha olvido ya lo que le decían algunos críticos a Suárez (tahúr del Misisipi), Felipe Gonzaléz (Mister X) o Aznar (asesino). El mismísimo Rey fue despellejado vivo por la prensa europea por la caza del famoso oso borracho o qué decir de los británicos y sus reales representantes. Y en esos países, incluyendo EE.UU. (hay que ver las lindezas que le dirigen a Bush), GB, Alemania… nadie se despeina por recibir una crítica más o menos acertada. Pero este alcaldín (sic) de Madrid, es tierno como la primavera.

En este país de cainitas, los antiFJL, situados a las siniestra de ZP, le están dando hasta en cielo de la boca. Los nacionalistas ya piden quemar sotanas para que lo decapiten; los marianistaspeperos se relamen los bigotes tras verlo condenado, días antes de la celebración de Bulgaria (sic) y los más ultras (nostálgicos del Valle de los Caídos) siguen sin perdonarle su pasado comunista y que sea ateo.

Yo a FJL, al que vi firmar libros este pasado sábado en la FLM con una cola enorme de gentes de todas las edades, le envidio por esa portentosa y vasta cultura/conocimiento que posee. Y porque me gustó su ensayo sobre Azaña. Aprehendí mucho de aquella obra, editada cuando sólo era un simple comentarista en «La linterna» de Luis Herrero en Antena 3 radio.

De lo demás, sigo pensando que este país necesita madurar: la prensa inmersa en ese absurdo servilismo político (no ideológico – de esto ya hableremos porque lo de Cuatro, la plaza roja  y esas cosas es clamoroso); a los políticos creyéndose diosecillos intocables. Y la libertad de expresión… tararí que te vi.

Y el hecho es que nadie sabe qué pasó en el 11-M. Y a mí que me pilló de lleno, me gustaría saber quién montó aquel tinglado, sin pensar que estemos en Dallas con JFK.

¡Ah! y que ¡viva la libertad de expresión!