The top of the bay

Y es que te veo.

Que te veo y me mareo. Sentada, entaconada. Y yo miro, me acongojo y me acojono de pensar que se te vaya a ir la silla de viaje y tú, sin posibilidad de regresar, me dejes sólo un tanga rojo de recuerdo.

Y es que te veo y te deseo. Eres como un bocado de queso… caliente, te derrites. Y los peces grandes que te marcan a derecha e izquierda son como fresitas de mesita de noche que, con nata montada, serían la mejor excusa para que nos montáramos una montadita descabalgadora.

Y es que te veo y tengo que fumar. Me fumo las hojas de los libros y hasta el chocolate picado del frigorífico.

Y es que te veo que te vas a caer.

Y si te caes, por favor, avísame para ponerme debajo.

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