Noto el peso

Vuelvo a caer. Me cuesta seguir sin tropezar. Noto el peso. Voy y no estás. Me voy y llegas. No quiero correr. Y tú, veloz, desapareces como el humo de las viejas fábricas.

Y regreso. Y voy.

Hombre marea.

Perderte, perdido. Invisible. El lado oscuro de una vuelta intangible para abrirte una puerta que jamás atravesarás. Ya no te acuerdas de nadie.

Y las calles se hacen largas como años, como todos esos días que colocados en fila de a uno, hacen toda una vida, una vida elevada al cero.

Estúpido algorítmo matemático.