Extraordinario

El ser humano es extraordinario

El colifato Hugo

Van y vienen.

Vaginas andantes y penes de mármol. Pelucas, peluconas, pelucos. Todo barato. Give me two. Tú y yo nos lo montamos en la escalera.

Y al final de la escalera descansa el gato… el gato con botas, el gato del coche y su hijo, el gatillo, te ayuda para que te suicides. Suicide blonde, o sea, que no era ella la que se colgó sino la rubia del asiento delantero, el que mete goles, el que ha dejado a Raúl en la puta cola del paro…

¿Quién dijo cola?

Cocacola, cola de pegar y hasta cola de caballo. Jaco, mierda y más mierda. Pero mucha mierda para subirte a un escenario sin amarillo y allí, follar sin parar con un plutón berbenero. ¿O era Marte?

No; era miércoles de ceniza. Y si hay ceniza es que se fumó.

Y aquí paramos porque si seguimos fumando, todo, incluso el ser humano, parecerá algo extraordinario.

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