Estoy ya a medio gas. Es decir, leyendo, escribiendo y intentando descansar a cero metros sobre el nivel del mar. Estoy que voy que vengo, que me asomo y que me escondo. En el sur del sur todo es más amable y húmedo. Y hasta las teclas parecen más pesadas, lentas. Mientras, os dejo las lecturas del verano.

Comenzadas: Un día de cólera de Pérez Reverte. Algún día de Teo García

Sobre la mesa: El salón ámbar de Matilde Asensi; Los tres niños de Mozart de Alexandru Ecovoiu y El cura de Thomas M. Disch.

Hoy, además, comencé con la revisión de La nave. No sé si al final guardará ese título o no. Va camino de una novela, más o menos, larga. la escribí hace más de tres años y duerme el sueño de los justos. De este verano ya no pasa que salga la versión 2.8 para este otoño-invierno, por ejemplo, con motivo del 3er aniversario de La entrevista…

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