Gracias a Teresa Iturriaga he conocido una revista francamente interesante. Se trata de La Tapa. Erotismo en estado puro en una revista que se edita desde Tenerife y que dirige Alberto Comas.

Este mes se ha editado su número 69. En su número 1, esto dice su editorial.

La Tapa. Sí, después de sesudas reuniones de trabajo, después de interminables reuniones con asesores de imagen, con expertos del protocolo mundial, con los más cualificados agentes sociales, nos decidimos por un nombre que tenía el mismo gancho comercial que una media ración, pero a menor escala, más del pueblo y para el pueblo. Pero nada nace sin imposición y, aunque duela, la ley marca un máximo de 10 líneas para que La Tapa no se reboce y se convierta en menú. Y aunque el menú no se hace malo La Tapa no nace con vocación de avinagrar la borrachera, sino con el afán de calmar el ardor de estómago domesticando lo que pueda quedar vivo de la víscera etílica. Después de todo, eso es vocación y lo demás es tontería y, como en La Tapa gustamos tanto de lo uno como de lo otro, sólo queda desear buen apetito y salud. La Tapa se responsabiliza de la buena digestión y el mareo, pero en ningún caso de las opiniones que puedan verterse después de la ingesta masiva y descontrolada de los estupefacientes que se consuman para paliar la desazón causada por la barística celulósica. No sé si entienden. Pues eso.