Aquel maravilloso año

No es fácil relatar qué se siente cuando se oye garage music. Evangelina se dejaba acariciar como la vieja guitarra de Hendrix. Y las margaritas decoraban su frente nívea simulando ser manillares de Harley´s de segunda mano. Una nueva copa de ron, mezclando limón y sal: lengua y piel. Dos nuevas rayas para tatuar una fecha: la del horizonte y la de la mesita de noche.

Luego, Salimos, Dormidos.

Te enseño mi clavel, para que lo coloques en tu cóccis de destrucción masiva. 

Un nuevo pistozano y la siguiente curva en un giro de 360º alrededor de tu ombligo. Dangerous race, indica el espejo de tus gafas. Nuevas rayas.

Y decides, no ya esnifarme, porque soy polvo, sino  inocularme.