Acción, reacción, repercusión

Diario IDEAL 20 enero 2009

Hace ahora un año, justo en esta semana, en 2009, comenzaba de forma tímida a escribir en IDEAL. Me propuse, como otras veces, intentar con mis letras hacerme un hueco entre los colaboradores de este diario que son muchos y brillantes. Después de un año, aquí sigo. Y sigo porque me apetece mucho hacerlo y porque, esto es lo mejor, la gente, amigos, menos amigos, conocidos y hasta desconocidos, me comentan alguna vez el contenido de estas columnas. ¿Es lo que busco? Desde luego. No nos engañemos. Lector, a ti te gusta leer y a mí, escribir. ‘Soy’ desde el momento que soy leído. No antes ni después. ¿De qué sirven millones de letras apiladas en un cajón? De nada. Absolutamente de nada. El escritor se hace real cuando el lector devora con el hilo de sus ojos el continuo martilleo de las letras impresas. -¿Te pagan?- me preguntaban días atrás. No, respondí. -¿Porqué lo haces entonces?- repreguntaron. Es puro egocentrismo de escritor, contesté. Así es. Con mi acción de escribir, se busca la reacción del lector que a su vez permite la repercusión de las más que evidentes pajas mentales que, en forma de columnas, eyaculo cada miércoles.

Lo dice la canción de Macaco. Pero es la ‘sota, caballo, rey’ de la comunicación. No va más señores. Y en Internet el que no lo entienda que coja puerta y se encame, bien vestido, con ‘Sinde-scargas’ y ‘Ramón-cín’, el protector, convertido en un cruzado templario en busca del grial de la rentabilidad permanente y absoluta de todo, al más viejo estilo capitalista.

Un año en el que, a excepción de dos o tres veces, he cumplido con mi compromiso de ejercer como reflexionador en voz alta -formato opinión- de muchas cosas que me suceden. Hay quien me ha dicho que se ve reflejado entre estas líneas, otrora radiofónicas , ostracismos voluntarios aparte, por la proximidad de mis palabras. No niego hasta roces con líneas rojas que me han supuesto algún tirón de orejas. Son las cosas del querer o de escribir. Los que nos vestimos por lo pies sabemos que en este siglo no hay dueños ni señores: ni políticos, ni económicos, ni ideológicos. Perdón; sí: la guita y el sexo. La primera no me afecta porque sigo tan pobre como siempre. La segunda… ¡ah! Si eres lector no lo dudes: tu próstata te dejará vivir unos años más. Y si eres ella, mira a Meryl Streep y sus declaraciones en los últimos Globos de Oro. No digo más.

Espero celebrar muchos años más, limpiando el polvo cada miércoles de este rincón. Polvo que no trae lodos, sino más bien revolcones, como las patatas o las croquetas claro. Y jamás pienses que lo que aquí escribo, querido lector, director, editor, quiosquero, repartidor y demás sociedad rodeante -léase también en femenino-, está escrito con la más mínina de las agrias intenciones o acritudes que eso estriñe, genera impotencia y anorgasmia.

Es que me lo paso tan bien escribiendo que, la inmensa mayoria de las veces, las líneas rojas sólo son las del metro. Y ahora, si quieres, corre y píllame. Me he quedado el 622 de San Antón. Un gusto.