Abandono

Dicen que me has abandonado. Que has cambiado hasta de piel para que el tacto sea otro, para otro, de otro. Dicen que quemaste las sábanas, purificando con agua bendita el cuadrilátero. Dicen que has dimitido del oficio de exploradora y que has colgado de una percha los recuerdos, que ahora, se van como el humo del tren. Hacia ningún lugar. Hacia ninguna parte.

Dicen que me has abandonado. Que no regresarás. Que te has esfumado convertida en voluta de última calada.

Sigo ciego. En blanco. Ajeno y con ganas de exiliarme. A tu piel, a tus sábanas, a tu alma.

Dicen que me has abandonado. Dicen los que hablan porque yo, mudo, no digo nada.

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