Dama cruel

Advertido estaba. Las cartas me avisaban de los desastres de esta navegación. No te acerques. Las coreutas cantaban casi en silencio, la misma canción del estrellado. La rocas son insalvables, tal vez, definitivas. Atrapado, atado, perdido… no podrás salir, escapar, simplemente vivir.

Heridas llenas de sal.   Es imposble alejarse de aquí. Es el lamento del atadado, del ajusticiado por las afiladas caras de un acantiladado que pide rojo de sangre. Por eso no permite las distancias largas. 

Así es esta dama cruel. Anudada, te estrangula. Sin velamen.