Mis primeras migas

Diario IDEAL 24 noviembre 2010

Ya sabemos que si la materia cambia… ¿por qué no hemos de cambiar nosotros? Si, además, le aplicamos otras serie de factores externos e internos, esa materia no sólo cambia, sino que evoluciona, se transforma… y puede que un día lo que conocimos como un algo llamado ‘a’, sea ahora un algo llamado ‘b’. por eso no entiende posiciones inmóviles -tipo foto fija- en muchos de los lugares por donde discurre mi quehacer diario. La peña sigue que sigue empeñada en la misma actitud, pose y visión de hace ‘apetejane’ de años. Allá ellos y sus miopes vidas… y eso que yo lo soy y, además, de altísima graduación.

Por eso, en esto de los cambios, de las evoluciones, de las tendencias, me quedo siempre con un señor ya más metido en los ochenta que en otra cosa, que siempre me pareció que hacía cosas diferentes… cambiaba, evolucionaba… De aquel actor del ‘spaghetti western’ pasó al ser el justiciero con su enorme Colt llamado Harry Callahan.

Sin embargo con 40 años aprendió a tocar el piano y desde hace otros muchos ya no sólo compone si no que además se tira el moco de montar las bandas sonoras de sus pelis. Ha sido hasta alcalde de su pueblo De actor encasillado ha pasado, por trabajar cada día un poco más, a ser un director de cine venerado. Es decir, un gran ejemplo. Clint Eastwood no merece más presentaciones.

Yo no quiero ser como Clint; no compongo música, ni dirijo pelis multimillonarias, ni gasta el humor cascarrabias de tipo duro, pero su ejemplo me sirve de guía en mis tareas, que no son pocas ni menos importantes que las citadas más arriba.

‘Mutatis mutandi’ cada uno quiere cambiar, modificar, evolucionar y hasta descubrir que lo que antes era ‘a’, dicho más arriba, ahora es ‘b’. Y no pasa nada. Y p’alante, sin miedo, ni complejos ni nada de nada. Eso sí; algún argumento, al menos, siempre es apreciable. El ‘no porque no’ o el ‘sí porque sí’, ya no sirve, amigo lector.

Y esto que el otro día, por hacerle un poco de burla a mi amigo Alfonso de Recetasderechupete.com, me puse con mi madre a que me enseñara a hacer migas. Migas de sémola de trigo; al estilo motrileño. Tomé nota, fotografié todo y me dije… ¿Por qué no aprender un poco más en estas tareas de la cocina? Dicho y hecho. Al frente y un pie tras otro. Este domingo mis niños hasta me hicieron palmas… no sé si por lo buenas que estaban mis primeras migas o si era por ser testigos de un acontecimiento interplanetario tan poco usual como es verme -por placer- marmiteando en la cocina. He dado otro pasito. Ahora puedo engatusar a cualquiera con unas miguicas, sus pimienticos verdes, su choricillo, morcillica, ajos y aceite de oliva virgen extra.

A mi labia comercial ahora le meteré en el zurrón unos fuegos de artificio que pille a la peña por el estómago… y a lo mejor vendo más… vendo de todo… vendo hasta que sé hacer migas.

Es lo que he hecho toda la vida. Vender. Pero… siempre re-evolucionando.