Envidia cochina

Diario IDEAL 9 marzo 2011

Resulta que hoy que me pongo a escribir esta dignísima columnita, me acuerdo que es el día de las mujeres… sobre todo, de las currantas. Y joé, me da una envidia impresionante ya que los tíos currantes no tenemos ni derecho a quejarnos porque llevamos así desde que Adán le dió por morder la manzana en vez de comerle las tetas a Eva y no despistarse con las frutitas paradisíacas. La verdad es que me imagino a Eva y te lo digo así, es que ni manzanas ni peras… donde esté ese cuerpecito de pecadora que se quite lo demás.

En fin, bromas heterosexuales aparte, la verdad es que me alegro que las mujeres tengan su día, que en realidad son los 365 días del año, porque yo a todas las que conozco, que suman un buen puñado son trabajadoras, trabajadoras, trabajadoras. Unas lo son por definición, otras porque lo son desde que nacieron, otras por imperativo legal y otras porque le sale de su santa matriz. Y yo que me alegro. Pienso en ellas, en todas ellas, profesionales, madres, abuelas, tías, sobrinas, primas, jefas, chefs, barrenderas y hasta meretrices que también saben ganarse el pan con el sudor de su cuerpo y le digo que yo sería un desgraciaito sin su existencia. Que me gustan horrores, vamos. Es un defecto, una tara, pero por eso me sublevo ante tanta malo ligera, tanto trapo cabecero o tanta explotación de aquí y allí. Aquí me sale la vena ‘destroyer’ de ‘cortacuellos’ y ‘quemaedificios’.

Pienso, y estoy convencido, que un mundo gobernado por mujeres sería más eficaz, eficiente, justo y libre. Por eso me gustan Esperanza Aguirre, Rosa Díez, Mari Angeles Merkel y hasta la idea de que Carmen Chachón dé carpetazo al despiporrado machismo del politburó ‘catetosociata’, me mola.

Todo lo que huele a ellas me gusta. Su arte, su fotografía, su diseño, su inteligencia, su mando, su voz y hasta su forma de fumar. Por eso me da pena que intenten igualarse a nosotros por abajo: en lo primitivo (muy marxista, por cierto). Una mujer es mucho más que el simple homo-hombre que sólo pensamos en satisfacer nuestras necesidades vitales: creced y multiplicarnos. O sea, comer y follar -¡Ortega estás desbarrado hoy! -. Pero es la realidad. Y sin complejos

 

Ellas son mucho más que eso. Y gracias al Creador que así lo ha hecho. Y por nuestros complejos de monos primitivos es por lo que no consentimos que esto cambie (mezcla cinturón, trapo y religión y verás lo que sale). Por mi parte siempre he luchado por sus derechos -los buenos- y he querido convencerlas de que ser primitivas como nosotros no nos ayuda a nada. Es lo que me han sabido transmitir la mujeres de mi vida: mis abuelas y mi madre. Luchar por lo suyo desde su posición de mujeres. Por no citar a la madre de mis hijos, que por ellos, ¡ma-ta! Y créeme querid@ lector/a que así es como me gusta que sea.

Celebro que hoy sea el día de las mujeres -por ayer-. Pero me gustaría que todos los días fueran sus días. Dejo aquí me pequeño homenaje a tantas y tantas ‘ellas’ anónimas que luchan por hacer un mundo mejor. He aquí un siervo y defensor. Amante y amigo. Admirador y compañero.

Sólo quería dejar hoy constancia de que, sin vosotras no hay noches de boda, ni lunas de miel y por hacer lo que decía Sabina, me gustaría siempre que con vosotras todas las noches, fueran noches de boda, y que todas las noches fueran lunas de miel.

¡Besakos!

* Foto: Sara Saudková– Siesta