No hay mejor cosa que eludir el exceso informativo interesado que nos está atiborrando y ver en vivo y en directo qué se cocía en Sol hoy. Allí que me ido coomo un intrépido reportero y palpar el ambiente.

De entrada, mucha tranquilidad. Cámaras de tv, curiosos, guiris y gente de diverso pelaje. Algunos gritos contra Esperanza Aguirre y algo así como ‘no nos representan’.

Antes de llegra a los plásticos azules que penden de la estatura ecuestre que preside la Puerta del Sol, he leído con detenimiento todos los mensajes escritos y repartidos, sobre todo, por la cúpula de cristal del metro.

De allí colgaba una pancarta con el hashtag #spanishrevolution -clave pata twitter- en la que había frases con las que estaba completamente de acuerdo. ESo, por un momento, me ha llenado de gozo.

Sin embargo, todo se ha ido diluyendo al meterme en el calor de la jaima gigante.

Debajo de las plásticos azules que se ven en televisón, fracamente, huele muy mal. Se ha levantado un auténtico campamento con cocinas, urinarios, sillones, sofás, mantas, etc. A los que menean el cotarro bajo los plásticos se les ve. Su estética, claramente, de izquierdas -ellos siempre se califican así-. Me ha recordado a otros lugares y a otros motivos.

Y sobre todo me ha hecho pensar que son los grandes huérfanos de la izquierda de Zp, Psoe, IU, UGT y CCOO. Es evidente que son ellos, lo que se han quedado sin representación política gracias a la ‘impostura’ del sistema. Por tanto, he visto que es más de lo mismo.

Más de lo de siempre: un ataque global  a la casta política -en Andalucía 31 años, los mismos-, y el recurso fácil de la crítica a la banca, ignorando que en siglo XXI la banca es precisamente el sector más intervenido políticamente de todo el mundo.

He echado en falta un mensaje de apoyo a los 5 millones de parados de España, de destapar el 20% del PIB de economía sumergida, de crítica al gobierno que tras 7 años ha condenado a un 50% de jóves a no tener empleo, o simplemente, un eslogan que dijera ‘kiero trabajar’.

Ignoro el alcance o el recorrido de este conato de revueltilla. Yo creo que el lunes nadie se acordará de ellos. Es mi impresión.

También es cierto que esto que cuento es una visión muy limitada de este asentamiento, pero desde luego, visto lo visto, me ha defraudado y desde luego con las personas que allí estaban no me he sentido para nada identificado. Sí desde luego con la literatura expresada en papeles y carteles.

Me he ido de allí sabiendo que el #antisistema soy yo y la gente como yo que se levanta muy temprano a trabajar cada día, arriesga todo lo que tiene para generar riqueza y ofrecer a sus hijos un futuro, que paga impuestos y trabaja sólo con dinero blanco.

Desde luego no  me identifico con la casta política -en Andalucía es de libro- ni con sus pesebreros sindicatos. Aquí falta mucha autocrítica ciudadana y mucha más madurez política, social y económica. Nos falta ganas de trabajar, de ser y exigir res-pon-sa-bi-li-dad sobre todo, aprender a ser dueños de nuestros actos. Por eso yo #sívoto, entre otras cosas porqu etebgo la sana costumbre de leer de vez en cuando nuestra Constuticón Española, por ejemplo.

Un país viviendo de lo público, sólo de lo público y más de lo público hace años que sabemos que fracasó. El señor Adam Smith sigue vivito y coleando.