La vida es así de dura, no la he inventado yo

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Diario IDEAL, 25 enero 2012

Este dicho se ha dicho tanto que, bien dicho, y dicho en su momento justo, te deja en tu sitio y sin apenas opciones de reacción. Es demoledor. Por eso ni conviene abussr de él ni dejarlo como cuestión baladí.

Y es que cuando uno decide meterse en líos paternofiliales, en verdad, oyes a alguien que te dice eso: La vida es así de dura, no la he inventado yo. Porque ¿quién te dice que te metas a padre o madre, a criar vástagos, rodeados de un innecesario estado del bienestar, tal que, cuando arrancan la pubertad, están desmotivados? Me cago en la madre que me parió -mamá lo siento- pero es que hoy nuestros hijos se desmotivan muy fácilmente. O sea que en vez de engorilarse o venirse arriba con todo lo que ven, joder, se me vienen abajo. ¡Coño! Claro, es que ser padre no tiene manual ni escuela. Tú arrancas esta aventura pensando que tus hijos serán al menos, niños educados, interesados, activos, deportistas, trabajadores, etc, a la imagen y semejanza de su padre o su madre que se ‘desgüevan’ cada día por llevar el pan a su mesa. Pero hay días en los que todos esos esfuerzos, modelos, ejemplos, palabras, acciones y omisiones se van por el retrete porque te dicen… tu hijo está desmotivado. No mete follón en clase, pero está desmotivado. O sea que mis hijos o son putos cracks inteligentísimos -que no- o es que nos hemos metido en una forma de educar con tantas cosas a su alcance que, nada les motiva. Tal vez si se comieran los mocos porque vivieran debajo de un puente aprenderían a valorar algo lo que tienen y a motivarse.

En fin, un día, tras otro, esto es el cuento de nunca acabar. Porque tú intentas dar en cada momento la opción que ese ‘no manual’ te dice que hagas, pero como casi siempre yerras. Y sólo te queda el alivio de decirles a tus descendientes, un día entenderás lo que hoy te digo. Y eso creo y en eso confío. Mi amigo Jesús afirma… ‘tú di, di que algo les queda’. Lo dice por las suyas: son dos. Lo dice por lo míos que son dos también.
¿Es el consuelo de los tontos o es que no nos queda otra? Yo no quiero niños de sobresalientes, ni con inteligencia supina que escriban un tratado sobre la filosofía cuántica que sale en la fórmula de la cocacola, pero de ahí a que por mucho que nos esforcemos seamos incapaces de ver reacción en ellos, pues eso, te deja destrozado y con el soniquete de ‘la vida es así de dura, no la he inventado yo’ rondándote la cabeza y acordándote del chites aquel que decía, haberte puesto una goma y habríamos cabido todo en el autobús. Pues eso. Pero como los tienes, no los vas a matar ni a cortarles la cabeza en plan Medea. Te acuestas, intentas descansar, al día siguiente te levantas, hablas, los motivas y a otra cosas mariposa. Por eso entiendo cada día más a los entrenadores de estos niñatos peloteros multimillonarios. Tienen tanto que nada valoran. Por eso hay que motivarlos. ¡Hay que joderse! A mí me motivaba un tirón de orejas de Doña Carmen, una mirada de mi padre que conseguía soltarme el esfínter o el palo de la escoba de mi madre que con gracejo soltaba contra nuestros costillares. Hoy, todo eso, sería un exceso. Pero te aseguro, querido lector, que me motivaba ¡vaya que si me motivaba! Tal vez por eso nunca suspendí hasta llegar a 2º de carrera… es decir, 20 palos. Ahora toca motivar. Joder pues yo no sé más cómo motivar. Y hablo con mi padre y con mi madre y ellos me dicen lo mismo: os dimos a cada hermano lo que creíamos que era lo mejor para cada uno y en cada momento, pero cada uno ha salido de un padre y de una madre.

Es decir, filosóficamente… la vida es así de dura, no la he inventado yo. ¿Y por qué no nos pagan como a Guardiola o Mou? Creo que nos lo merecemos… ¡aaaayyyyyyyyyyyyyyyyyy! (Punset dixit)