Gente tóxica

gente tóxica by vagamundos foto helmut newton -

Diario IDEAL, 16 enero 2012

Este fin de semana leía un reportaje en unos de los semanales de la prensa dominical, una reportaje sobre la ‘gente tóxica’, ese tipo de personas -hasta diez- que más vale que no se te acerque porque, dadas las circunstancias, te puede amargar la vida.

Nos ponemos muy técnicos en este siglo XXI para calificar o definir situaciones que siempre han existido. El refranero español es fuente de enorme sabiduría: el que a buen árbol se arrima, buena sombra la cobija. Es decir, la cara A, de la gente tóxica. Porque estamos hartos de vernos en situaciones con este tipo de personas, ellos y ellas, que te dejan sin energía. Si te juntas con un apretao, todo en su vida es así. Y hasta tu relación sufre de esos estrujones. Si te acercas a un todo cotilla, tu vida será un constante receptáculo de comidillas, reales o inventadas, que ti bien te importan un truño de perro callejero. Si te arrimas a ese tipo manipulador por excelencia, o sales pitando, o acabarás como el palo del churrero. Y así hasta que llegas al ‘sumum’ de la toxicidad: el mísero. Mis abuelas decían, ambas, la miseria llama a la miseria. Que gran verdad, porque en este caso, y en todos los casos, no sólo afecta a la miseria económica, que también, sino a la moral. El que es un miserable sólo siembra a su alrededor miseria y te salpica con su espero barro asqueroso que te obliga a ponerte, día sí y día no, a la defensiva.

El mísero es cicatero, ruin, desleal, egoísta, agarrao, que le gusta carcomer(te) y se regocija al verte sumido en su misma mísera mierda que es la peor de todas las mierdas porque, pese a no oler, te asfixia.

En estos días que nos ha tocado vivir, cualquier exceso en gasto de energía para con estos tipejos, está de más. Yo creo que no es necesario estar enfangados de crisis hasta las trancas para huir de la quema de semejantes seres. No. Siempre es tiempo de no ver ni de reojo al ser miserable.

Desde aquí, al menos, apuesto por todo lo contrario. Por sumar. Por unirse(te) a todo tipo de gentes que sólo puedan aportarte. Si te das cuenta, cuando te sumas a dicha corriente, tus días comienzan a ser de otra manera y si los colores abundan, mejor. Por eso me encantan esos anuncios de televisión optimistas, coloridos, con gentes sonriendo… ¿Amarguras? Para eso ya tenemos a Yerma o Bernarda Alba. Lorca retrataba muy bien la miseria a la que hacía antes referencia o Blasco Ibáñez. Por dios que sin vivir en mi, que no vivo porque no dejo ni me dejan vivir. Pedazo de fatigoso, que es que eres ‘mu fatigoso’.

El Club de la Comedia es un buen antídoto contra la miseria. Los telediarios, no. Por supuesto los parlamentos autonómicos, ayuntamientos o diputaciones están llenos de míseros inservibles que, encima, pagamos. Por eso la mejor forma de pagar a estos sujetos es no hacerles ni puto caso por mucho que se rasguen las vestiduras con sus poses maniqueos, falsos, o sea, miserables.

La vida, desde que lo es, está contagiada de más vida. No en vano, si sumas, suman. Si te sumas, te suman. Si añades, te añaden. Si valoras, eres valorado. Si compartes, compartirán contigo. No es preciso ser un gran científico para saber que cuando te hallas en medio de una corriente positiva, de gente que es así, se nota. Te atrae -y atraes- lo bueno, como atrae lo miserable. Y como lo sabemos, podemos y debemos no entrar a formar parte de ningún tablero de ajedrez donde las fichas contrarias te las mueva un zote, un cenizo, un inútil, un pesimista, un manipulador, un frustrado, un ‘maricomplejines’…. y así ‘ad eternum’ hasta sumar adjetivos calificativos que se trasforman en calificadores de personas plomo. Tóxicas y, además, te hunden.

¡Coño que estamos ya muy grandes para tanto lamento! ¡Que no ganamos nada si el miércoles de ceniza lo convertimos en todos los santos días de la semana! Súmate a la corriente del #todosuma. Piensa en positivo. Rodéate de gente que actúe, piense y comparta así. Personas corcho.

Sabes lo gratificante que es que, un día, un día de ceniza, una llamada, una mirada, un gesto, una palabra, un café, una cerveza, un paseo, una breve conversación, una foto, un guiño, una mano, un beso, una sonrisa, un abrazo, un sms, un ‘guasap’, una carta, una postal, llegue de alguien de los que siempre suma, comprenderás en ese momento que te sobran médicos, recetas, psicólogos y farmacéuticos. El mejor bien que tenemos es nuestra salud. Y en esto, si sumas en positivo, lo notarás.

En caso contrario, ya puede llamar al coleccionista de cuervos para que los críe y te saquen los ojos. Ciego de miseria, intentarás llorar. Luego no dirás que no te avisé.


*Foto: Helmut Newton