Un Papa llamado Paco

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Diario IDEAL, 20 marzo 2013

Nunca hasta la fecha había seguido con tanto entusiasmo la elección del nuevo Papa de Roma. Es evidente que el periodista que llevo dentro, a veces, sale por estos andurriales y sigue con fervor momentos que son Historia, con mayúsculas. Histórica fue la decisión del Papa Ratzinger de renunciar a su encargo, agotado por lo años y por las maléficas entrañas de las altas esferas eclesiásticas que, como toda organización humana, está preñada de ansias de poder, corrupciones, dimes y diretes, etc. El cambo histórico de Papa llega en el momento en que algunos deseamos otros cambios en la Jefatura del Estado en España, por ejemplo, o añoramos un cambio de partido-gobierno-sistema-régimen en Andalucía. Son hitos, que se producirán antes o después y que también serán Historia. No en vano, algún tuitero decía el otro día que ya conocía más papas que presidentes de la Junta. Verdades como templos.

Pero hoy no se trata de clamar contra el aburrido, manido y agotado régimen andaluz. Hoy se trata de destacar el papel que la Iglesia ha tenido en los últimos años en la construcción europea. Fue la Iglesia católica la que consiguió que los regímenes comunistas y socialistas de los países del Este cayeran. El caso más paradigmático fue Polonia. Ahí, sin la implicación directa de Walesa, la Iglesia católica y el Papa Juan Pablo II, jamás se habría abierto la grieta del socialismo real que atenazaba dictatorialmente a la sociedad de países profundamente democráticos, como es Polonia. El agujero polaco supuso que el marxismo totalitario creado alrededor de los partidos comunistas y socialistas del Este de Europa, fueran cayendo como naipes.

Sin embargo, el papel de la Iglesia católica es aún más significativo en la caída del