Apenas siento que necesito una hoja de afeitar para que puedas descansar sobre ella. Ni tan siquiera el níveo de una taza de té es preciso para blanquear un receso en tu respiración.

Tampoco quiero la firmeza de una afirmación para que te dejes subyugar por las vistas.

Sólo necesito que dejes posar tu esencia en ese filo que, a veces, infinito, no es sino una enorme balcón para una aventura acuática, submarina, buceadora.

Como un abrir y cerrar de tus piernas.