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2014Ya estamos en 2014
Diario IDEAL, 8 enero 2014
Y cómo me acuerdo de 1992. Y ya estamos en 2014. De nuevo un año par y he llegado a él sin muchas pretensiones ni objetivos porque en realidad el año empieza en septiembre y esto de que el día 2 ó 3 de enero, gimnasios y academias se inflen de solicitudes y los estancos pierdan clientes, pues no va mucho conmigo, porque como digo, los propósitos se hacen en septiembre y no en enero. Este año, por seguir un poco a la mayoría, he fijado algunos objetivos, sobre todo deportivos, a la vista de que desde septiembre estaba en dique seco por eso de la rotura del cuerno del menisco interior de mi rodilla derecha, que dicho así, suena dolorosísimo, pero que visto desde fuera y ahora que estoy a punto de que me den el visto bueno a mi recuperación 100%, se ha convertido en el coñazo del año 13 y el mejor revulsivo para el año 14, porque no nos engañemos: el trabajo está muy bien; el dinero, el amor, los viajes, etc., pero como te falte la salud, estás francamente jodido. Uno que ya va caminito de los 45 palos ha tenido la sensación por primera vez que el cuerpo no es indestructible y que lo aguanta todo. Ahora sí que soy más consciente de la necesidad de cuidarlo porque en esta carcasa aún nos quedan muchas horas con las que convivir y quiero llegar a viejo, e incluso hasta el último día de mi vida, de la forma más digna posible, no ser una pesada carga para nadie y cuando me llamen a capítulo, hacerlo de una cabezadita y vestir traje de pino con esa frase tan de nuestra cultura: ¡míralo, se parece que se va a levantar!
Así ha sido la recta final del que se fue, año impar y cargado de cenizos. Por lo menos el 14 es par, es el doble de 7, número cargado de simbología para los judíos, los hermanos mayores en nuestra cultura y civilización, y por tanto, al menos a mí me suena mejor que el 13, aunque el 10 y el 11 fueron muy malos, no tanto como el 8, aquel funesto 2008, año de la gran estafa, de la que provienen muchos de los males que hemos arrastrado durante este quinquenio y que se atisban con aire de disiparse poco a poco porque una crisis no dura toda una vida. Ahora el estafador hace como que escribe libros. ¡Ojú qué condena!
Ahora que ha llegado el 14, Campofrío nos anuncia lo majetes que somos los españoles, que somos los mejores, los más divertidos, los más solidarios, los más y más y mucho más. No me detendré hoy a analizar sociológicamente este anuncio porque soy de los que me quedo con los mensajes positivos aunque venga con dos muletas como Su Majestad que, entrecortado, merece una alternativa digna y preparada como es su hijo. ¿Será el año 14, el año del nuevo Rey? Por lo menos en este año par tendremos al caudillo Mas envuelto en su pinturera banderita independentista mendigando el apoyo de los jefes de estado europeo que no le hacen ni puto caso, por otro parte muy normal, mientras que mira de reojo el ‘no’ rotundo de los escoceses a ser independientes de Gran Bretaña a la que aman. ¿A quién se le ocurre dejar de usar la libra? Si es que la pasta es lo que mueve el mundo y tanto Mas como Susanita 10, lo que quieren son otros 30 años de jubileo, mangoneo y elevación a los altares de sus respectivos regímenes por los siglos de los siglos amén y que a él, la independencia territorial estatal o a ella, la judicial, les importa una verdadera caca perruna de dimensiones catedralicias.
Este 2014 en el que pagaremos más por todo, o casi todo, nos seguirá tocando ganarnos el pan con el sudor de la frente que como castigo divino y pepero, y pese a la Lotería Nacional, la Once, El Niño, la niña y la madre que parió a las gomitas de las braguitas de la vecina que se nos desteta cada noche, no nos quedará otra que practicarlo con resignación cristiana porque los afortunados son muy pocos. Incluso los que coquetean con esos pezoncitos de azúcar de la citada vecina. Solo para sus ojos. Solo para mis ojos.
Lo dicho. Lo redicho. Ya es año 14. Hace casi 39 años que se fue Frasquito y muchos de los males que nos dejó, siguen. Pero qué mas da. Yo apuesto que este año tendremos nuevo Rey. Y si pierdo la apuesta siempre me quedará la alegría de pensar que en Andalucía el Régimen seguirá otros 30 años incorruptos como el brazo de Santa Teresa. Aquí si que es verdad que como me apueste algo, lo gano seguro. Porque es una apuesta a caballo ganador. Si no ya está ahí Juan y Medio, cada día con un look más falangistas, convertido en muso de la tele de Susanita 10 que este año por Navidad, se ha presentado en la tele nacional reivindicándose como la alternativa a hierático Matías Prats o al embalsamado Jordi Hurtado. Para que luego digan que los hombres envejecemos peor que las mujeres. ¡Bendito sea! que se me ha ido la pinza y me he jalado esta columna con una hambruna muy de este nuevo año. ¡Vamos, a trabajar!
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